Hormigas Santandereanas, exótico y exclusivo manjar !!!

 

EL MEDIO

 Las zonas donde estaban ubicados los grupos más numerosos eran las hoyas del río Suarez y Chicamocha y la llamada mesa de Jeridas, un ámbito geográfico comprendido entre mil cuatrocientos y mil seiscientos metros de altura promedia sobre el nivel del mar, formado por terrenos rocosos y de clima seco.

 

 

DESCUBRIMIENTO DEL TERRITORIO

 

El primero que visitó la zona ocupada por los Guanes fue Ambrosio Alfínger. Posteriormente, en 1540, llegaron Martín Galeano y sus expedicionarios, quienes fueron los verdaderos descubridores, puesto que recorrieron y conquistaron la mayor parte de sus dominios. Nativos en la defensa de sus tierras, libraron recios combates con los ibéricos, en los cuales obtuvieron éxitos iniciales por las condiciones favorables del terreno.

 

CAMPOS GUANENTINOS

 

Los campos de guane, que cuando era municipio, se extendían al norte hasta las orillas del Chicamocha, abarcando las veredas y butaregua, podrían hoy integrar un entidad municipal mucho más propera que otras existente en santander: pero fueron reducidos por la voracidad de los Baricharas, para enriquecer su municipio con las mejores tierras con que cuentan hoy, aumentando notablemente su presupuesto del cual guane solo se beneficia en mínima parte.

Por esto guane sólo tiene en la actualidad seis veredas rurales: Chuaguete, Corata, Lubigara y Guanenta, antiguas agrupaciones o pueblos indígenas y dos veredas más, segregadas de las anteriores: el Pino y el Regadillo.

 

En este vecindario de guane, una tercera parte de las casas campesinas son de bahareque y cubiertas con paja, muy pobres y carentes de los elementos mas necesarios para el hogar; las demás están techadas con teja de zinc o teja de barro, pero casi todas son  de tierra. Últimamente se ha registrado un notable mejoramiento de la vivienda.

 

Lo peor es que de las familias que viven en este marco territorial campesino, hay la siguiente distribución con respecto a su situación económica:

 

9.2% (30 familias) son dueñas de extensiones grandes de terreno, que dedican principalmente a la ganadería.

 

26.3% (85 familias) poseen pequeñas propiedades, de las cuales viven.

 

21.7% (70 familias) tiene solamente el encerradito para vivir y hacer una pequeña huerta casera.

 

42.8% (138 familias) viven, como aparceros, en tierras ajenas.

 

De aquí se concluye que el 64.5%, o sea 208 familias , que se dedican al cultivo del tabaco, del maíz y del millo, tienen que entregar la cuarta parte del fruto de sudores a sus patronos, en estas tierras cansadas, erosionadas y sin agua.

 

ESCUELAS RURALES

 

Todas las veredas gozan de escuela propia y con locales muy buenos: Chuaguete tiene una escuela  común con la vereda del Hoyo del municipio de Cabrera, con dos maestros; Pino y Coratá levantaron una escuela en el encuentro de las dos veredas en el sitio “Guayubi” , de una sola aula, pero se está construyendo un salón más, para facilitar a los niños toda la primaria.

 

Lubigará es hasta hoy la única vereda con tres aulas muy buenas para que los niños puedan cursar los cinso años de primaria.

 

Guanentá y Regadillo se benefician con su respectiva escuela, en edificaciones amplias, llenas de luz y con buenos campos para juegos.

 HIDROGRAFÍA

 

De hidrografía es casi imposible escribir una palabra en estas tierras: el torrentoso río Suárez no se presta para el riego y en sus márgenes erosionadas viven muy pocas familias.

 

Dentro de los limites de toda la actual región de Guane , no se ve ni una sola quebrada con agua, sino cauces resecos que en épocas remotas escucharon el constante golpear de sus aguas, pero que ahora sólo se embriagan con las aguas turbias del invierno.

 

Así, la mayor parte de los campesinos de estos contornos deben cavar grandes hoyos o pozos, que se llenan en el invierno con el precioso regalo del cielo y que en el verano se convierten en depósitos de aguas estancadas, cubiertas de una capa verde, donde abrevan los ganados y que son las únicas fuentes para el consumo humano.

 

VIVIENDA Y POBLACIÓN

 

El sistema de construcción fue el bahareque. Las casas eran pequeñas, de techo pajizo y planta circular. Como dejamos anotado, en tiempo de guerra contra los pueblos enemigos, permanecían durante algún tiempo refugiados en las cuevas de los altos y casi inaccesibles estratos rocosos de la región en donde se hacían fuertes. La casa del Cacique sobresalía de las demás por sus dimensiones, y estaba rodeada por un cercado, como entre los muiscas. Había cerca de treinta mil casas, en cada una de las cuales habitaban dos y hasta tres vecinos, con sus mujeres e hijos. Este dato permite suponer que la población era muy numerosa y que alcanzaba a mas de cien mil habitantes.

 

TIPO FÍSICO

 

Era agradable, especialmente los rostros de las mujeres. Los cuerpos de los hombres eran fuertes y su cabeza desformada, según se ha comprobado en la serie de cráneos encontrados en la cueva de los Santos, en los cuales se advierten huellas de deformación anular, por aplicación de fajas o cofias fuertemente ceñidas a la cabeza y la llamada deformación tabular oblicua, que se logra mediante el empleo de tablillas ajustadas al frontal y al occipital, atadas entre sí con cuerdas. Su estatura promedio alcanzaba a un metro con sesenta centímetros en el hombre y el tipo de cráneo más frecuente era el branquicéfalo-hipsicéfalo.

 

     ECONOMÍA DE LOS GUANES

 La única propiedad individual reconocida entre los Guanes era la de sus viviendas, labranzas, animales domésticos y bienes muebles: las herramientas de trabajo, armas, vestidos y útiles del hogar.

 

La tierra era propiedad común de cada tribu y la defendían a toda costa, contra las pretensiones de las tribus vecinas,

 

El indio se sentía firmemente apegado a sus tierras, lo mismo que a su familia y a su tribu;  por esto lucharon contra la injusta invasión española, que no sólo sacrifico a innumerables indígenas, si no que llegó a expropiarlos artificiosamente de sus tierras, que poseían hacia muchos siglos.

 

Esta propiedad comunitaria la ejercían nuestros indígenas por grupos de clanes o conjuntos de familias parientes entre sí, al frente de los cuales estaban los caciques, que además de su autoridad de gobernantes, eran como los personeros De la tribu, asesorados por su Consejo de Gobierno.El trabajo era para ellos únicamente el medio para vivir, sin el sentido del personal.

 

La falta de la ganadería, mayor y menor, el carecer de cultivos más ricos y de productos de más larga duración, el no disponer de mejores caminos y de animales para el transporte de sus mercancías, la carencia de valores monetario, los redujo a una economía simplemente de consumo sin aspiraciones a un mejor estar o a una acumulación de bienes para la familia o para la tribu. Así, naturalmente, cayeron en un irremediable conformismo.

 

Los curas doctrineros para mejorar las condiciones de vida de los primitivos habitantes de estas tierras: les enseñaron  muchos cultivos que los naturales desconocían, les ayudaron a adquirir una mayor habilidad en el laboreo de los campos, para obtener mejores rendimientos; y mucho tuvieron que luchar para alejarlos del exceso de la bebida e infundirles la virtud del ahorro, para el futuro tan incierto de la vida del hombre.

 

BASE DE LA ECONOMÍA DE LOS GUANES:

 

Como base principal la agricultura, el tejido de mantas de algodón y la fabricación de utensilios de barro.

 

LA AGRICULTURA

 

La sequía del territorio fue tropiezo más grande que encontraron los guanes para el incremento de la agricultura. Sin embargo estas mismas facultades los obligaron a emplear ciertos recursos técnicos para el mejoramiento de los suelos destinados a cultivos, como fue el uso de riego artificial. Para tal efecto construyeron acequias de larga extensión, a través  de las cuales les conducían  el agua desde los ríos hasta las sementeras, un sistema que sólo habían alcanzado las poblaciones aborígenes más desarrolladas de Mesoamérica y de los Andes Centrales.

 

Cultivaban de preferencia el algodón, para abastecer su industria de tejidos y para el comercio de intercambio con los muiscas, los cuales después de haber sido expulsados de la vertiente del Magdalena por los Muzos y colimas, se vieron obligados a mercar el producto en esta provincia.

 

Socorotá era el sitio donde se efectuaba el comercio de intercambio de productos con los pueblos comarcanos y allí salían los guanes para obtener sal, esmeraldas, oro físico y algunos productos de las tierras frías, a cambio de algodón en rama, tabaco, tejidos y coca, que también cultivaban en su territorio.

 

Pero para el laboreo del campo carecían de herramientas adecuadas, ya que no conocían el hierro y tenían que valerse de maderas muy duras, como la macana, y de piedras de sílice afiladas, que usaban, ya directamente o colocándolas en el extremo de un madero abierto, en forma de hachas. Antiguas fuentes que mansamente corrían por doquier, eran conducidas hábilmente por los Guanes, para el regadío de sus campos.

 

El principal cultivo de los guanes era el maíz, “ rey de las plantas espigadas”, como lo llamó don Andrés Bello y que ellos, en su idioma, llamaban  “aba” y era la base de su alimentación. Con él preparaban la exquisita sopa “mazamorra”, o “suque” y con el mismo fabricaba el “fun” o pan, en forma de deliciosos bollos o “bun” en su idioma, la sabrosisima pasta de maíz  o arepa, a la cual daban el nombre de “tijitafun” y sobre todo, el maíz era el componente de su bebida favorita, la chicha, palabra totalmente indígena, que significaba “bebida para nuestros varones”.

 

Además del  maíz cultivaban la yuca, el plátano hartón, la papa, la arracacha, la batata, el tomate, el auyama, calabazas, frijoles, el cacao de árbol y el cacao maní; y el condimento indispensable para sus comidas, al igual que hoy lo mismo en los “piquetes” de los comedores elegantes, que en las comidas de los pobres, el ají o “quibsa”.

 

Balanceaban su alimentación con gran cantidad de frutas: aguacates, guanábanas, papayas, piñas, cocos y dátiles, que llegaron a ser alimento muy apreciado para los españoles, por su agradable sabor y gran poder nutritivo. Solo tenían el dulce, que extraían de la caña tierna del maíz, que comían muchas veces, como nosotros en mazorca: y la miel de abejas silvestres.

 

Cultivaban también solamente para el consumo familiar, el tabaco y la coca. Empleaban el tabaco aspirando el humo, mientras sus hojas perfumadas se quemaban en braseros colocados sobre el suelo; lo usaron también aspirando el polvo de la hoja, muy bien triturada, en forma de rapé. Era muy común entre ellos igualmente masticar el tabaco, como lo hacen hoy algunos de nuestros campesinos.

 

La coca o hayo era estupefaciente usado por los guanes, con el nombre de “eta”, para calmar la sensación del hambre y perder el temor en sus guerras; para animarse a realizar esfuerzos casi sobrehumanos, la conducción de piedras y maderos; también les producía cierta euforia, para sobreponerse a las condiciones penosas de la vida.

 

Igualmente cultivaban el fique con cuya fibra hacían sombreros, mochilas, lazos  y aun gruesos cables para atravesar los muchos ríos caudalosos  que surcan este territorio.

 

LOS TEJIDOS

 

La abundancia de cultivos de algodón en su territorio y la necesidad de intercambiar mantas y otras confecciones para obtener productos de que carecían en sus dominios, los forzó a perfeccionar cada día más esta industria, en la cual lograron el desarrollo, según las descripciones que sobre este particular nos traen las crónicas de la Conquista. En la cueva de los Santos y en otros depósitos arqueológicos  explorados en esta zona, se han hallado abundantes retos de tejidos, que cubrían  los cadáveres disecados, en enterramientos colectivos. Usaban fibras hiladas y torcidas, para hacer mantas de grandes dimensiones, que decoraban con hilos entretejidos o por medio de la pintura a pincel. El tamaño de las algunos paños ha sido calculado por aproximación en un metro con sesenta centímetros de ancho por dos metros de largo.

 

Los vestigios arqueológicos hallados en  la Cueva de los Santos, permiten pensar que para hilar el algodón empleaban husos con volante y cabo de madera. Para la trama tenían telares verticales, de construcción sencilla y rudimentaria. También se localizaron aquí agujas de madera, tejidos de fique y de otras fibras.

 

 

LA INDUSTRIA DE LA CERÁMICA

 

Se cuentan cuencos semiesféricos, vasija de silueta compuesta, recipientes semiesféricos, de cuello cónico, muy desarrollado y abierto hacia fuera: cántaros, altos, con cuerpos  globulares superpuestos y boca estrecha; ollas pequeñas, con dos asas en la parte superior. En la elaboración de la cerámica se empleo la arcilla de tonos pardo, amarillo y rosado, en especial el primero, y como desengrasante se usaron arenas cuarciticas y partículas de pirita, estas ultimas agregadas con un fin decorativo, pues son notoriamente visibles en la superficie externa de los cántaros. La estructura de las piezas demuestra que éstas se modelaron a partir de un núcleo de arcilla, que se fue adelgazando hasta formar las paredes de las diferentes partes de las vasijas, las cuales se unieron luego para obtener los cántaros de contorno esfero-cónico y de cuerpos abombados. Las técnicas decorativas fue el pastillaje, incisión y pintura, esta última aplicada en franjas anchas, de arriba abajo, a lo largo de los recipientes, cortadas por fajas dispuestas horizontalmente. La industria de las ollas de barro y de los tiestos fue otra fuente de ingresos de los Guanes, que por la clase del material, eran y son muy resistentes a la acción del fuego; por eso se vendían muy bien en los mercados foráneos, después de llenar las propias necesidades.

 

LAS HORMIGAS CULONAS

 

Originarias de Santander y de la región que coincide con la antigua circunscripción de gran parte del imperio Guane y recurso alimenticio propio de este gran pueblo. Son de climas templados y habitan en numerosas bovedillas que construyen bajo tierra, comunicadas al exterior por diminutos túneles. Los guanes apreciaban tanto las culonas, que las guardaban en calabazos para hacer provisión para muchos meses.

 

Dentro del programa alimenticio de los Guanes, que no podían proveerse de carne como nosotros, las hormigas culonas ocupaban un puesto básico.

 

MERCADO  DE LOS GUANES

 

Los guanes hacían sus transacciones comerciales con los Chibchas del Reino: existió un gran mercado en el sitio Sorocotá, que estaba a distancia promedia de los dos grandes imperios. Se realizaba cada ocho soles.

 

Allí  se reunían para la gran feria semanal, alrededor de una gran piedra y seguramente sirviéndose de algunos grandes bohíos para el deposito de las mercancías y para el expendio de comidas para los mercaderes y de su bebida favorita, los Unzas, Barateas, Saboreas, Chipataes y Agataes y muchos de la provincia de Guane.

 

Esta piedra tenia cierta atracción supersticiosa para los indios, tal vez por su gran tamaño. Hasta allá llevaban los guanes sus productos a espaldas, pues en estas tierras no se halló ningún animal que hubiera podido ayudarles a cargar sus mercancías.

Los Guanes llevaban algodón, hayo y demás productos propios de estas tierras, artefactos de fique; y traían la sal, algunas joyas y tal vez los caracoles marinos para hacer sus collares y adornos.

 

Los indios eran muy estrictos en sus negocios: el pago era ordinariamente de contado, ya cambiando un artículo por otro o tal vez, según algunos suponen, pagando con tejuelos de oro, que les servían de moneda; pero si el pago no era inmediato, concertaba él numero de lunas del plazo, y este cumplido, la deuda aumentaba en la mitad de su valor por cada luna que pasaba del termino fijado. Por esto muy pocas veces los deudores esperaban otro cambio de luna, que les cambiaba en creciente la cuantía de los pagos.

 

 

FORMA DE VIDA Y COSTUMBRES DE LOS GUANES

 

 

VESTIDO Y ADORNOS

 

 La desarrollada industria de los tejidos facilitó a los Guanes el empleo de finas mantas para sus propios ropajes. También usaron bolsos, fajas y otras prendas, que tejían en diversos colores, decoradas a pincel o con hilos entretejidos. El uso de mantas grandes hubiere estado reservado a los dignatarios de la tribu y a los guerreros o atletas de renombre, a quienes de concedía este privilegio.

 

Los colores mismos debieron tener cierto significado. En los fragmentos de mantas que se guardan en el Museo Arqueológico Nacional, han podido identificarse tonos ocres y rojizos que eran los colores del sol y de la sangre entre los pueblos mesoamericanos y un tinte verde claro, que para los mayas era el color de la realeza. Las mantas las llevaban  atadas a la cintura y amarradas sobre el hombro izquierdo. Las mujeres usaban, además, otra manta pequeña, por debajo de la anterior, a manera de pampanilla.

 

Como adornos personales tenían penacho de plumas, narigueras de oro fino, collares de cuentas de concha marina, hueso y piedras pulidas, combinados con canutillos de oro.

 

     IDIOMA

 Los Guanes era uno de los grandes grupos que integraban la familia Chibcha, Muisca o Mosca. Estas tres dicciones equivalían a “varón”, “persona”,”gente” o “habitante” con los cuales los conquistadores españoles llamaron a los habitantes de estas tierras nuevas y aun a su idioma.

Una extensión tan grande y sin medios de comunicación, las diversas tribus tenían que diferenciarse en sus características idiomáticas y en sus costumbres, no pudiendo así catalogarse dentro del marco riguroso de la Confederación Chibcha, que ocupaba el centro de esta gran familia, en la antiplanicie andina; sin que por esto los numerosos idiomas y dialectos de los habitantes de tan dilatada región dejaran de tener filiación chibcha.

 

El grupo Guane hizo parte de la familia Chibcha,  pero con algunas manifestaciones culturales diferentes a los de sus vecinos del sur los Muiscas. Así, el dialecto Guane no sólo estaba emparentado con el Chibcha, si no que era una variedad regional o dialecto de este idioma.

 

Los Guanes constituyeron una nación diferente a la de los Chibchas, no solamente en cuanto al idioma, si no en lo relativo a su constitución civil, costumbres ,etc..

 

Fueron una nación diferente con su constitución civil propia; pero provenientes de los Chibchas. El idioma era diverso, pero filial de aquella gran familia: sus costumbres y ritos no podían ser exactamente iguales, pero si bastantes parecidos.

 

La lengua Guane era autóctona en el catalogo de las lenguas americanas, valiéndose de los versos castellanos. De esta lengua no quedan otros recuerdos de ella si no los nombres de sitios, que comparándolos con los que hay en la región de los Chibchas, y por las palabras numerosas que aún el pueblo emplea, rastros indudables de ese lenguaje desaparecido, se ve indudablemente  que es una derivación exacta del  Chibcha, sin duda alterada por un dialecto.

 

Existen también en la antigua provincia de Guane muchos nombres de poblaciones, de mercado origen chibcha, con su significación locativa. No era un idioma rico en dicciones; casi todas las palabras eran compuestas, en las cuales cada sílaba tenía su sentido propio y cada dicción llegaba a ser una verdadera frase abreviada.

 

Debido ala pobreza de dicciones del idioma chibcha y de su filial el Guane, los naturales al pronunciarlas en diversos tonos de voz diversificaban el significado de las mismas.

 

ESCRITURA

 

Los Guanes tuvieron su escritura propia; era gente de “agudos ingenios” y tenían su cultura milenaria; por esto podemos concluir que tuvieron una forma de expresión gráfica de sus pensamientos, y de legar a la posteridad el recuerdo de sus hechos gloriosos.

 

Solamente emplearon la escritura ideográfica, representando por símiles las personas, los objetos y los acontecimientos. No escribieron como nosotros frases o palabras, si no que por ejemplo, en lugar de las dicciones sol, luna, hombre, cacique, los dibujaban sobre las piedras; y a los seres humanos jamás los pintaban con sus fracciones propias, si no que los representaban por medio de ranas, monos o figuras cubistas, con algunos puntos o adornos para la diferenciación de sexos y categorías.

 

Hallamos en sitios no muy distantes de la población de Guane, cuatro petroglifos muy interesantes; varios en las abruptas peñas del Chicamocha, en los vencindarios de Villanueva, Jordán y los Santos; dos muy importantes en los altos riscos que enmarcan las márgenes del río mogóticos y el ultimo en Floridablanca.

     Piedra de Lubigara: *1

 

Nos muestra una especie de trono de piedra brusca, situado en la vereda de Lubigara del vecindario de Guane, bajo el cual, en una plancha inclinada, parecen dos figuras principales que podrían representar personajes, posiblemente sepultados cerca de aquel lugar.

 

Un kilómetro adelante se haya una inmensa piedra que tiene una gruta, en cuyo interior y parte alta se haya varias figuras que representan a la izquierda, unos telares y un araña en la parte inferior; a  la derecha parecen varios posibles personajes alrededor de una copa, en un supuesto banquete al terminar la tarea de la tejida de las mantas. *2

 

En la vereda de “hato viejo”, del municipio de Villanueva, bajo las atrevidas aletas de la roca, que en parte se derrumbaron, se ve el grupo de tres personajes, parecido al del ideograma anterior, dos lunas o soles y otras representaciones .*3

 

Mas abajo y recubiertas por elenatisimo voladizo de la roca que mira al Chicamocha, se hallan dos series de numerosas figuras de significación impenetrable. *4 y 5

 

En  “ El espinal”, del mismo vecindario de Villanueva y al caer, por la carretera, a la parte plana de la vereda, se halla una roca que conserva otros gráficos de los Guanes. *6

 

INSTRUMENTOS MUSICALES

 

Tenían trompetas de caracol, flautas de carrizo, ocarinas de barro y tambores. En la cueva de los Santos se hallaron, desarticuladas, las piezas de lo que debió ser un pífano o zampoña, cuyas cañas de diferentes longitudes estaban primitivamente atadas con hilos; una trompeta hecha con la tibia de un animal, pintada de rojo, y otra de caracol de mar, con boquilla de hueso.

 

 

LAS ARMAS Y LA GUERRA

 

Las armas predilectas de estos nativos eran lanzas de chonta, bastones, macanas, hondas, y en especial la tiradera o propulsor, típica de los grupos chibchas del oriente colombiano.  Los únicos ejemplares que se conocen, proceden precisamente de la zona Guane y de algunos depósitos arqueológicos del occidente.

 

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

 

Los primeros hallazgos de importancia en el área de ocupación Guane se hicieron en el municipio de Los Santos, en la llamada Cueva de los Indios y en la Cueva  de la Loma, la primera descubierta por un cazador a finales de 1939. Se encontró aquí un rico depósito prehispánico, que desafortunadamente fue destrozado por los campesinos de la región, quienes invadieron la galería subterránea desde el momento mismo en que se enteraron de su localización. 

Según las descripciones de las primeras personas que visitaron la cueva, el piso de ésta estaba cubierto de momias, cuidadosamente envueltas en mantas, que se anudaban a la altura de la cabeza  y de los pies. A los lados se había colocado el ajuar funerario respectivo. La entrada al recinto estaba guardiada por dos momias, que debieron ser de guerreros, pues todavía sostenían en las manos lanzas de macana.  Correspondían pues la cueva a un cementerio, ubicado en un momento eminente y de difícil acceso, sobre los escarpados peñones que en forma vertical descienden sobre el profundo cañón de los Guanes, los cuerpos de cuyos antepasados con reverencia u sigilo en este lecho subterráneo.  

  

 RELIGIÓN

 

Las tradiciones religiosas de los Guanes son las mismas de los Chibchas, a cuya familia pertenecían, si bien en un dialecto distinto.

 

Eran sin duda monoteístas. No eran idólatras. Tenían idea clara de un Ser bueno, superior, al cual rendían culto en los espectáculos solemnes o solitarios de la naturaleza: lagunas, colinas, rocas aisladas, tempestades, etc.; igual que nosotros que sentimos a Dios en sus obras imponderables, no fabricadas por la mano del hombre. En sus prácticas referentes a la divinidad, descendían al infantilismo de los pueblos primitivos, a representaciones groseras, amuletos, figuras, mas referentes todas al Ser Superior  o al principio del mal, al cual conocían y temían.

 

TEMPLOS E ÍDOLOS

 

 En toda la nación Guane existieron templos muy sencillos, casi como sus bohíos. Los hacían de las mejores maderas, traídas de grandes distancias y los techaban con paja.

 

En su interior construían una especie de barbacoa de cañizos a la redonda, donde colocaban los ídolos y las ofrendas de mantas que les hacían.

 

En algunos templos se hallaron envueltos en finas mantas y adornados con muchas sartas de cuentas y aun con algunas joyas de oro.

 

Tenían ídolos para los templos y para el culto público de las tribus; también las familias tenían sus dioses tutelares y los mismos indígenas cargaban pequeños idolillos, que fabricaban de piedra, de madera y aun de hilos.

 

Se encontró un ídolo bastante ordinario y hasta grotesco, de piedra, en la región Guane, que por su tamaño parece estaba destinado al culto público; y también un idolillo de madera, con la cabeza incinerada, para el culto familiar; y otro pequeñito, de piedra, con perforación, para ser llevado posiblemente al cuello,.

 

Como su culto principal se dirigía a Dios, en el Sol y en la Luna, cuando el pueblo hacía sus plegarias públicas, sus sacrificios y ofrendas, en días más solemnes y por necesidades comunes, se dirigían todos muy de mañana a las cumbres que miraban al oriente, donde celebraban su culto al astro rey. Hacían en las lunas llenas, cuando ya había avanzado la noche.

 

También destinaban para el culto a sus dioses “algunos arroyos, peñas, cerros y otras partes de particular y singular compostura y disposiciones; no porque tuvieran estas cosas por dioses, sino por la singularidad que tenían, les parecía ser dignas de mayor veneración.

 

    SACRIFICIOS

  Eran sumamente religiosos y los sacrificios a Dios eran, en sus costumbres, de estricta obligación y una verdadera necesidad de la tribu.

 

Los Guanes ofrecieron a Dios sacrificios humanos, especialmente de niños. Cosa para nosotros horripilante y casi inadmisible; pero ellos así reconocían el absoluto dominio de Dios en la vida del hombre.

 

Los niños para los sacrificios eran muchas veces cogidos en botín en las guerras con las tribus enemigas; los llevaban a casas destinadas a este fin, donde las futuras víctimas eran cuidadas con alimentos delicados, a fin de que llegaran a ser hostias agradables a Dios.

 

En los días destinados para estos sacrificios, llevaban los niños a las cumbres escogidas para sus ritos; después de anestesiarlos con chicha o con borrachero, los tendían sobre finas mantas, con ceremonias especiales y luego los degollaban con cuchillos de caña. Recogían la sangre y la derramaban sobre  las peñas que recibían los primeros rayos del sol.

 

Otras veces colocaban a los niños sobre postes, en las entradas o en las esquinas de los cercados que rodeaban la casa del cacique, y allí los asaeteaban; recogían la sangre, cuidando de no manchar la mansión real y luego, en medio de danzas y cantares, llevaban el cuerpo de la víctima y su sangre en vasijas, hasta los altos, donde los ofrendaban al Sol.

 

Las víctimas eran unas veces sepultadas, y otras las dejaban insepultas en las cumbres “para que se los comiera el sol y se aplacara”.

 

También ofrecían a Dios sacrificios de niñas, al construir las casas de los caciques, como augurio de su estabilidad y duración, y de la abundante felicidad de sus moradores, de la cual era prenda la fecundidad propia del sexo de las víctimas.

 

Abrían los hoyos profundos para las columnas que sostendrían las edificaciones y en el fondo de los mismos colocaban las niñas, con anterioridad adormecidas con zumos de yerbas apropiadas, y luego dejaban caer de un golpe los postes, que sacrificaban a los inocentes víctimas. Estas niñas de ordinario eran botín de las guerras o escogidas entre las mejores familias de la tribu; para el sacrificio las ataviaban con los mejores vestidos y con ricos adornos.

 

 

OFRENDAS

 

Consistían en mantas que colocaban unas sobre otras, en los zarzos que circuían interiormente los templos.

 

En las regiones donde explotaban el oro, era lo mas frecuente que ofrecieran figurillas de oro en formas diversas de animales, de aves y aun en figuras humanas. Donde no tenían filones auríferos, debían cambiar estas joyas por manufacturas, como ocurría a los Guanes, para las ofrendas de ocasiones mas solemnes. Para recibir estos ricos dones tenían dos formas de arquillas o gazofilacios: una mas sencillas eran vasijas a manera de múcuras, enterradas en el suelo del templo, al haz del piso, dejando solamente descubierta la boca del recipiente, que se tapaba con una especie de bonete redondo o de cuatro picos hecho de barro o también de piedra o de palmas tejidas y trabajadas en forma de tapón.

 

Otra forma era una figura humana, hueca y sin pies, con una abertura grande en la parte superior de la cabeza, que también tapaban como el recipiente anterior.

Solamente los jeques podían recibir estas ofrendas y una vez se llenaban los recipientes, los reemplazaban por otros y llevaban aquellos a enterrar en lugares ocultos fuera del templo.

 

SACERDOTES

 

A quienes se dedicaban al culto de los dioses los llamaban Cgque, palabra que por su difícil pronunciación convirtieron los españoles en Jeque. También se les llamaba Chiquy.

 

A éstos no les era permitido casarse, para que “mas descampado de estorbos se diese mas del todo al servicio de los dioses”.

 

El sacerdocio era hereditario, en los sobrinos o hijos de hermana, como en la sucesión de los caciques. Se llevaba a los aspirantes desde su casa a una residencia apartada del pueblo, que ellos llamaban Cuca (seminario), donde eran formados por un indio viejo que los sometía a una sobria alimentación, con una sola comida de “bien tasada porción de mazamorra o puches de harina de maíz, sin sal ni ají, y alguna vez algún pajarillo que se llama chsimia o algunas sardinetas que cogen en los arroyos, no mas larga cada una que la primera coyuntura del dedo mayor de la mano, pero de todo muy poco”. El mismo anciano les enseñaba las ceremonias que debían hacer en el culto religioso.

 

Su formación era larga : duraba unos doce años lunares, al terminar los cuales, si el candidato había dado pruebas de servir para el sacerdocio, le perforaban las narices y las orejas para colocarle anillos y pendientes. Luego los llevaban a una fuente, así adornados y acompañados de muchos indios, donde debían someterse a un cuidadoso y prolongado baño. En seguida los ataviaban con nuevas mantas y eran llevados a la casa del cacique, en solemne desfile. El monarca les daba la vestidura del sacerdocio y les entregaba, por su propia mano, la chisua o mochila del hayo y algunas mantas finas, y después les concedía la facultad de ejercer el sacerdocio en toda su tierra.

 

Así quedaban graduados en su oficio y después todo el pueblo celebraba grandes solemnidades, con sus bailes y estimulados con abundante bebida.

 

Terminada la fiesta, el jeque era instalado en las casas destinadas a los sacerdotes.

 

Estos vivían en casas cercanas a los templos y de allí no podían salir sino para ejercer su sacerdocio; debían prepararse para ofrecer los sacrificios con varios días de ayuno, sin comer, o absteniéndose de la carne o pescado y del ají. En ocasiones debían llegar hasta sajarse el cuerpo con abundante derramamiento de sangre.

 

 FIESTA EN EL NACIMIENTO DE LOS HIJOS

 

Para los indios era naturalmente motivo de alegría el nacimiento de los hijos; no aceptaban que una madre que daba a luz mellizos criara a sus dos hijos, pues debía sacrificar el segundo de los recién nacidos.

 

La fiesta del nacimiento la celebraban cuando ya la criatura no necesitaba del alimento materno, pues creían que solamente entonces principiaba el niño a gozar de su propia vida.

 

Realizaban una supersticiosa práctica para saber si la criatura iba a ser feliz o desgraciada :  hacían un rollo de esparto o paja y colocaban sobre él un algodón impregnado en la leche de la madre y luego lo arrojaban al río. Varios mozos se lanzaban nadando tras él y si el artefacto se consumía en el agua antes de atraparlo, creían que el niño iba a ser desgraciado; esto ocurría muy pocas veces, pues los indios eran excelentes nadadores y, sobre todo, porque los jóvenes volvían en seguida a la casa de los padres y si la felicidad era el augurio de la criatura, iniciaban la fiesta en la cual la chicha estimulaba la alegría y el baila se realizaba al compás de sus flautas y tambores.

 

Terminada la fiesta, cada uno de los principiantes cortaba un pequeño mechón de cabellera a la criatura y luego la llevaban a una fuente, donde la bañaban cuidadosamente. Los cabellos cortados al infante eran arrojados al agua como un tributo a Dios por el feliz porvenir del festejado.

 

MANERA DE CELEBRAR EL MATRIMONIO

 

Tenían la ley de la exogamia, según la cual el pretendiente debía buscar a su esposa fuera de la tribu, para evitar los matrimonios entre parientes muy cercanos.

 

Con hermanas, primas y sobrinas no podían casarse, ni siquiera los caciques y capitanes de la tribu.

 

Pero el parentesco de afinidad no se fijaban mucho, y así no reparaban en buscar y tener como esposas a varias hermanas.

 

Entre ellos era admitida la poligamia: cada uno podía tener las mujeres que fuera capaz de sostener. Esto era por tanto atributo de los caciques y principales de la tribu, cuyos haberes eran mas abundantes.

 

Los aspirantes al matrimonio no reparaban si la joven era virgen; la virginidad hacía considerar a la mujer como no inclinada al matrimonio y por esto menos ponían sus ojos en ellas los que deseaban casarse. Ya celebrado el matrimonio eran celosos y la infidelidad, era castigada con la muerte cruel de los culpables y sus cadáveres se dejaban, para escarmiento de los demás, como pasto de las aves carnívoras.

 

Reparaban mucho los padres y parientes de la novia era en si el novio era buen trabajador y capaz de sostener debidamente a la esposa.

El pretendiente enviaba a los padres de la novia una escogida manta; si no e la devolvían, era buena señal, y luego enviaba otra y una buena cantidad de hayo y medio venado, si era gente a quien estaba concedido el poderlo comer, a si no otras carnes de conejos, curíes o aves. Al día siguiente, muy de mañana, iba el novio a la casa de la prometida y esperaba sentado a la puerta, sin hacer mas ruido que el necesario para que los que estaban dentro se enterasen de su presencia. Desde allá le decían al pretendiente : Quién está allá  fuera? Es algún ladrón que viene a robar o a buscar carne?. El pretendiente no podía contestar nada a tan poco grata recepción, sino que esperaba en silencio hasta que salía la novia con una totuma grande de chicha, que ella probaba primero y luego el novio hasta donde era capaz, y así quedaba celebrado el matrimonio, al cual seguían las fiestas acostumbradas.

 

Al primer matrimonio le daban forma religiosa, celebrándolo ante los jeques, se presentaban los contrayentes con todo el acompañamiento, ante el sacerdote y entonces, echándose mutuamente el brazo sobre los hombros, preguntaba a la mujer si había de querer mas a Bochica que a su marido: dada la respuesta afirmativa, preguntaba de nuevo si iría a querer mas a su marido que a los hijos que tuviera de él; y respondiendo afirmativamente, otra vez le preguntaba si tendría mas amor a sus hijos que a sí misma, a lo cual debía contestar que sí; y para probar el amor que debía tener a su marido y la preocupación e interés por el, nuevamente le preguntaba si estando con hambre el marido, ella prefería no comer para satisfacer la necesidad de su esposo; la novia debía contestar que no comería, mientras su marido no hubiera quedado satisfecho.

 

El jeque preguntaba al novio si quería por esposa a la mujer que abrazaba, y que lo dijera para que todos se dieran cuenta de su voluntad. El novio debía contestar en alta voz y repetidas veces “si quiero, si quiero”.

 

Luego celebraban la fiesta correspondiente. Después de esta primer matrimonio el esposo podía casarse, sencillamente y sin ceremonias, con cuantas mujeres fuera capaz de sostener.

 

 

COSTUMBRES FUNERARIAS

 

Los principales yacimientos arqueológicos de Santander han sido localizados en cuevas y cavernas, como dejamos anotado, algunas de las cuales fueron utilizadas para cementerios: Tal es el caso de la cueva de los Santos y de la cueva de la Loma, en donde los nativos depositaron los cuerpos de sus muertos, envueltos en mantas, atadas en los dos extremos. Los cadáveres, en posición extendida, parece que fueron sometidos a un tratamiento previo para su mejor conservación, como efectivamente  lo lograron, pues se encontraron aquí varias momias. Al lado de éstas, en un estrato inferior, que quizá corresponda a otra ocupación, Schottelius halló huesos calcinados, que interpreta como un testimonio de influencias culturales de origen Karib.

 

ENTIERROS

 

Nuestros aborígenes, procuraban acompañar constantemente al moribundo en las horas de su agonía. Y después, celebraban las ceremonias del entierro, de acuerdo con la categoría del difunto; se distinguían por su gran culto a los muertos.

 

Si se trataba de la muerte de un cacique o de personas importantes de la tribu, embalsamaban sus cadáveres, extrayéndoles las vísceras y aplicándoles substancias vegetales par retardar la descomposición del cadáver y aun para conservarlos momificados. Es muy de admirar la habilidad que los Guanes tenían para momificar los cadáveres, mediante procesos y empleo de sustancias secantes, hoy mismo desconocidos, como puede verse en las momias que se conservan en los Museos Guanes.

 

Luego envolvían en mantas y colocaban las momias en los templos, para que sus prohombres fueran recordados por la tribu.

 

En las guerras acostumbraban llevar esos despojos de sus antepasados, en andas o cargados a espaldas de los soldados, para alentarse a mayor coraje  en la lucha, con el recuerdo de sus héroes gloriosos.

 

Algunas veces disecaban los cadáveres a fuego lento. En la cueva sepulcral del Espinal (municipio de Villanueva) se halló restos humanos en parte incinerados. Otras veces los sumergían en los ríos en mochilas, para que los peces devoraran la carne y dejaran solo los huesos, que luego conservaban honrosamente.

 

De ordinario hacían sepulturas, aun de los caciques, en profundos hoyos circulares, en el fondo de los cuales hacían cámaras o bóvedas laterales para colocar allí los cadáveres y junto a ellos vasijas con alimentos, las herramientas y armas de los difuntos.

 

Circunstancia escalofriante en los entierros de los caciques, era que en sus mismas sepulturas enterraban también a sus mujeres mas queridas y a sus esclavos predilectos. Por esto la muerte de los caciques era luto general para toda la tribu y angustioso desmayo para sus esposas y servidores preferidos.

 

Para que éstos aceptaran un fin tan desventurado, los embriagaban con chicha fermentada y con zumo de borrachero. Naturalmente estas víctimas morían atrapadas por la tierra que cerraba la sepultura y en un a terrible y desesperante asfixia.

 

Los jeques hacían el entierro en lugar secreto, obligando a quienes ayudaban a sepultarlos a guardar, so pena de muerte, absoluto silencio; seguramente para evitar el culto indebido a los muertos o la profanación de sus sepulturas.

 

Cuando se trataba de la muerte de una persona común de la tribu, la amortajaban con mantas y la enterraban en una fosa, siempre con ollas de barro repletas de alimentos y con sus herramientas. Algunas veces las enterraban dentro de sus mismos bohíos.

 

Sobre las sepulturas sembraban un árbol, con el fin de que por muchos años no fueran removido ese lugar: y podríamos también pensar que este árbol era bello símbolo de la supervivencia del hombre, después de su peregrinar aquí en la tierra. En algunas sepulturas halladas en Guane, aparece la cabeza del difunto protegida por una olla grande de barro.

 

Después de la muerte de un cacique se reunía toda la tribu, o toda la familia si era una persona ordinaria, para hacer el lloro por el difunto durante seis días continuos. Entonces, mientras consumían abundantes bebida y hayo, entonaban cánticos lúgubres, haciendo el recuerdo de las virtudes y de los hechos mas notables de los desaparecidos.

 

El color del luto entre nuestros antepasados era el rojo: en los entierros y días de luto usaban mantas de este color y se pintaban el cuerpo con el rojo del achiote.

 

Como una prueba de su cultura y aun de su bondad natural, tenían muy presente el recuerdo de la muerte.

 

 FIESTAS

 

Fiesta de la creación del hombre

 

Vestían doce indios de color rojo o de luto, con guirnaldas y coronas, rematadas cada una en una cruz y hacía la frente llevaban un pájaro pequeño. En medio de estos doce personajes había otro vestido de azul.

 

Todos juntos estaban expresando cómo siendo mortales, habían de convertirse en polvo, sin saber el fin que habían de tener sus almas. Todo esto lo entonaban con palabras tan sentidas, que hacían conmover a los oyentes hasta las lágrimas.  Por lo cual el cacique los consolaba convidándolos a alegrarse con el vino que habían preparado en abundancia a así se olvidaban de la tristeza de la muerte y seguían celebrando el gozo de la vida.

 

Posiblemente los doce indios vestidos con su luto, representaban las doce épocas del año que pasaban; y el que iba vestido de azul podía simbolizar la vida celeste y para siempre feliz. Así bendecían a Dios, a su manera, por el don de la existencia y de la vida.

 

Fiesta de quinceañeras

 

Cuando se presentaba la manifestación fisiológica de su madurez femenina, la doncella debía permanecer sentada en un rincón de la casa, el rostro cubierto con una manta. Pasados esos días venían varios indios, le hacían calle de honor y la llevaban en procesión hasta una fuente, donde se lavaba: entonces le daban el nombre de Deypape o señorita y la llevaban de nuevo hasta la casa, donde principiaban las fiestas, como siempre estimuladas con su bebida favorita, la chicha.

     Otras fiestas religiosas y civiles

 

Celebraban otras fiestas al principio y a la mitad del año lunar, para aplacar a Dios por los pecados del pueblo y para pedirle beneficios de todo género para la tribu; después de las cosechas igualmente festejaban la alegría de sus trojes rebosantes y bendecían a Dios por los frutos obtenidos.

 COLECCIÓN DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE 

FLORIDA BLANCA

 

   COLLARES

 Son en total 171 con un promedio de longitud de 65 centímetros y correspondientes al período prehispánico o colonial temprano (presencia de cuentas de vidrio español.

 

La mayoría de las cuentas son de concha pero en algunos collares éstas se combinan con caracoles terrestres y marinos, huesos de venado, piezas dentales humanas y de animal (jaguar), roca de origen sedimentario, vidrio colonial, jadeita, cornalina, pizarra, fósiles, semillas y otro material no bien identificado.

 

  

TEXTILES

 

Este lote está compuesto por 23 fragmentos (tamaño grandes a medianos : 55 x 35 cms. A l5 x 10cms aproximados) o conjuntos de fragmentos pequeños y cuerdas de algodón y fique (13 x 8 cms. Aprox. En grupos de 5 a l5 elementos). Dos grupos de fragmentos están semicarbonizados.

 

Son de gran interés los fragmentos con listas o franjas decoradas con pintura marrón y /o verde sobre crema ejecutada con pincel y remates  de orillo tubular.

 

En la muestra la mayor parte del material es algodón aún cuando el fique también está presente.

 

     METALES 

En este lote se examinaron 12 objetos que dividimos en tres categorías :

 

¨    Objetos de Cobre : que comprende cinco narigueras, la mayor parte en avanzado estado de corrosión, una de ellas fracturadas en dos partes y tras con faltantes en los bordes.

 

¨    Objetos de Tumbaga (aleación de oro y cobre) compuesto por tres narigueras laminares en forma de medialuna en buen estado general salvo ligeras fisuras y dobleces en los bordes.

 

¨    Objeto de Oro : de buena ley que incluye cuatro narigueras laminares o de alambre martillado, dos en buen estado y dos con perforaciones intencionales en su parte central.

 

 MADERAS Y MISCELANEOS

 

La extraordinaria dureza de la palma de chonta ha permitido la supervivencia de objetos como éstos por más de quinientos años. En la vida diaria de los guanes toda clase de objetos de madera jugaron un papel muy importantes en la vida diaria y en el ritual.

 

      PINTADERAS, VOLANTES DE HUSO Y OTROS

 Los volantes de huso están manufacturados en madera (3), ceramica(13) y piedra (55). Solamente los volantes de piedra presentan decoración incisa, cantos rodados con insiciones formando mallas y motivos zoomorfos estilizados.

Resulta interesante comprobar el uso de madera y de fragmentos de ollas de cerámicas que fueron perforados y redondeados para servir como volantes.

 

     HUESOS HUMANOS

 Se encuentran seis ráneos correspondientes a adultos. El estudio del material óseo guane ha permitido conocer la fortaleza de estos individuos pero también ha puesto de presente la existencia de deficiencias nutricionales y malformaciones debidas a enfermedades.

 

     HACHAS Y LÍTICOS

 En sus labores agrícolas los guanes debieron utilizar objetos como éstos que servían para arar, hacer hoyos en los cuales depositar las semillas y cortar malezas y raíces combinando en una sola herramienta muchas funciones.

 

     METALES Y MANOS DE MOLER

 Los metales, junto con sus manos de piedra, sirvieron para moler los granos de maíz (y posiblemente otros vegetales y frutos) para la preparación de harinas.

 CERÁMICAS

 

En relación con su forma-función las piezas se clasifican en :

 

¨    Botellones : Los hay de silueta compuestas, alargados, con o sin hombro angular y bases de distinta forma.

 

 

¨    Jarras : De una o dos asas, en diferentes tamaños, con base cónica o arivaloide, cuello recto o restríngido.

 

¨    Ollas : Con base cónica o redondeada, una o dos de diferentes configuración y un amplio rango de tamaños.

 

 

¨    Copas : Con base cónica o cilíndrica, borde evertido o invertido.

 

¨    Cuencos : Con base plana o redondeada borde engrosado o evertido.

 

 

¨    Urnas Funerarias : Globulares, redondeadas o cilíndricas.

 

¨    Figurinas : En este caso son fragmentos desprendidos de vasijas mayores de las cuales eran apéndices decorativos. Para la decoración utilizaban técnicas como Incisión que consiste en formas rectangulares, escaleras, grecas y líneas paralelas horizontales, verticales o diagonales al cuerpo de la vasija; Modelado, se encuentran principalmente en las asas y bordes de las vasijas formando figuras humanas o de animales estilizados y Pintura, técnica mas común. Los colores usados fueron invariablemente tonos de rojo, desde el rojo pálido hasta el ocre muy oscuro.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

Sarmiento de Quiñones, Elvira. Síntesis histórica de la ciudad de Bucaramanga. 1956. Pag 17-26.

 

Duque Gómez,  Luis. Historia extensa de Colombia. Volumen 2. Tomo II. Ediciones Lerner. Bogota 1967. Pag 589-605.

 

Ardila Díaz, Isaías. El Pueblo de los Guanes. Segunda edición. Bogota. 1986. Pág. 18-24, 128-136, 145, 161-169, 215-225, 233-237, 243-302, 303-305, 312-334, 485-489.

 

Cartilla Museo Arqueológico Regional Guane. Floridablanca. 1994. Pag. 1-40.

 

HISTORIA GUANE

LOS  GUANES

 Después de los muiscas, el grupo indígena más importante que vivía en la cordillera oriental era el de los guanes, no solamente por la extensión de su dominio territorial, si no también por el desarrollo que había alcanzado sus formas culturales. El idioma de esta tribu ha sido considerado como perteneciente a la familia lingüística chibcha, lo que explica la afinidad de sus usos y costumbres con los que eran típicos de las poblaciones que moraban en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá.

 

El dominio territorial de los Guanes comprendía los actuales municipios de los Santos o Mesa de Jéricas, parte del municipio de Piedecuesta, Barichara, San Gil, Socorro, Charalá, Oiba y otras regiones comarcas. Sus vecinos del otro lado del río de Chicamocha, los Yariguies, llegaban hasta el valle del río Lebrija, en las aproximaciones de Girón.

 

Estaban mandados por varios jefes o caciques, entre los cuales el principal tenía por nombre Guanentá. Los pueblos más importantes que mencionan las crónicas, son Poasaque, comandado por el cacique de Corbaraque; Poima, en donde mandaba el cacique del mismo nombre; Chalala, cuyos habitantes opusieron gran resistencia a los peninsulares; Macaregua, señor que tenía fama de poderoso, por su riqueza y números súbditos; Butaregua, cuyos grupos cultivaban los campos a base de regadío. La población de estos grupos alcanzaba a mas de cien mil habitantes.

 

 

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